Un conflicto igual que el de Siria del que nadie está hablando

YEMEN 3
 
 
 
 
 
 
 

 

"Dios es grande.

Muerte a América.  

Muerte a Israel.  

Maldición a los judíos.  

Victoria al Islam". 

Esto es lo que dice la bandera de los hutíes, l os 'rebeldes' que desde hace 2 años controlan la capital del Yemen y han echado al presidente, produciendo así un conflicto del que pocos están hablando. Lo que sigue es una serie de claves para entender un escenario que está provocando miles de muertos y millones de desplazados. 

 

I

¿Quién gobernaba antes de los rebeldes?  

 

En estos momentos el presidente oficial sería Mansur al-Hadi, elegido en 2012 tras la primavera árabe yemení.

Sin embargo, antes hubo un dictador, Abdullah Saleh, que venía gobernando Yemen desde 1978 y a quien le gustaba alargar mandatos, amañar elecciones y embolsarse vergonzosas sumas de dinero.

 

Según la ONU, durante los 33 años de su mandato amasó entre 30.000 y 60.000 millones de dólares. Según el informe, esta cifra procede "de sus prácticas corruptas como presidente, concretamente relacionadas con los contratos de explotaciones de gas y petróleo".  

Al mismo tiempo, Yemen se hacía con el distintivo de ‘país más pobre de Oriente Medio’. 

Pero llevarse dinero de vez en cuando no era su única ocupación. Saleh también luchaba en una guerra interna contra los hutíes, una guerrilla chií que comenzó a actuar en 2004 “por lo que todos los yemeníes imploran: acabar con la corrupción, disponer de servicios públicos, precios justos en el combustible, más oportunidades de trabajo y terminar con la influencia occidental”. Se trata de un grupo que, a pesar de estar armado, tiene un respaldo considerable de la población al enfrentarse a lo que muchos consideran una invasión extranjera. Sobre todo de la minoría chií, que representa una tercera parte de los yemeníes (unos 8 millones de personas).

 

II

¿Cómo influyeron las primaveras árabes en Yemen?

En enero de 2011, miles de yemeníes salían a las calles para escupir sobre la foto de Saleh. La mecha de las llamadas ‘primaveras árabes’ seguía quemando y el dictador tuvo que hacer concesiones: en febrero de 2011 aseguró  que no se presentaría a la reelección, en marzo prometió un referéndum para votar una nueva constitución y en mayo ya aceptaba ceder el poder a su vice, Mansur al-Hadi. Días más tarde se desdecía y a la semana sufría un intento de asesinato. Por poco no lo cuenta: tenía quemaduras en el 40% del cuerpo y los médicos de Arabia Saudí le practicaron 8 operaciones quirúrgicas. Posiblemente ahí entendió que la cosa iba en serio. 

 

 

Finalmente, firmó la transferencia de poderes en favor de al-Hadi a cambio de inmunidad legal para él y su familia.

Al-Hadi tomó el relevo y convocó elecciones, que ganó de forma aplastante (era el único candidato). Su compromiso: estabilizar el país y que en dos años hubiera eleciones libres de las que saliera un nuevo presidente. Se le acusa de ser un 'títere de EEUU' pero lo cierto es que lleva desde 1994 como vicepresidente, por lo que no es nada nuevo. Lo curioso es que gobiernos de todas las coordenadas (tanto geográficas como políticas) felicitaron el relevo: China, Cuba, Rusia, EEUU, Turquía o UK.

O más bien, casi todos: Israel no se pronunció. 

 

III

¿Por qué aquello no terminó con este final feliz?

Básicamente, porque salir de la droga cuesta y el poder es adictivo.

Al-Hadi incrementó los ataques contra los hutíes. Saleh echaba de menos el cetro. Y en política no hay masacre que no se pueda 'olvidar' con un buen trato: ante un enemigo común, hutíes y Saleh se aliaron.

El exdictador no tenía ningún poder oficial, pero después de tres décadas encarnando el poder, siempre queda gente que te debe una.

En 2014 el ejército todavía leal a Saleh se unió a los hutíes y dieron un golpe de estado con el que toman Saná, la capital. Los fieles a al-Hadi se replegaron en Aden y ahora controlan el sur y el este del país.Aprovechando la inestabilidad, brotaron células yihadistas que encontraron en este país roto un excelente vivero desde el que operar. El atentado a Charlie Hebdo se fue planeado por Al-Qaeda en Yemen, y no en Irak o Siria como se suele pensar.

 

 

 

 

IV

¿Quién forma cada bando y cuáles son sus aliados?

 

Uno de los bandos son los hutíes y el ejército leal a Saleh. Tienen el apoyo de Irán y Hezbolá.

Luego está el ejército de al-Hadi. Les apoya la Coalición del Golfo (Arabia Saudí, Kuwait, Baréin, EAU, Jordania, Marruecos, Catar, Senegal y Sudán), EEUU, Reino Unido y Francia.

Finalmente está Al-Qaeda.

 

V

Y finalmente, ¿cómo piensan resolverlo las potencias extranjeras?

 En 2015 Arabia Saudí empezó a bombardear a los rebeldes. Y lo hizo sin darle demasiada importancia a la precisión. Si eran soldados, bien, si eran civiles, también. Los saudíes no quieren ni oír hablar de un Gobierno chií en sus fronteras. Por su parte, Francia y Reino Unido apoyan en logística e inteligencia a la coalición.

En cuanto a EEUU, los americanos son más de teledirigir drones. EE UU 'solo' bombardea posiciones yihadistas y lo hace con más precisión que los saudíes. Sin embargo, el miércoles pasado lanzó el primer ataque a los rebeldes. Lo justificaron como respuesta a un misil lanzado contra ellos desde territorio hutí.

Finalmente, Irán, potencia chií en Oriente Medio y contrapeso clásico de los saudíes, respalda a los sublevados hutíes con dinero, armas y entrenamiento.

Las expectativas de éxito son pocas: los saudíes quieren aplastar toda insurgencia hutí, por chiíes y por no tener control sobre ellos. EEUU solo puede presionar a Arabia hasta cierto punto: son sus principales proveedores de petróleo. Además, después de Crimea y Siria, Washington no se puede permitir mostrar el mínimo signo de debilidad ante el mundo. Y menos ahora, que Putin anda algo crecido. Irán, por su parte, es gendarme de los chiíes y satélite de Rusia en la zona, pero difícilmente se arriesgará a implicarse de primera mano. Después del último pacto antinuclear con EEUU, tiene más a perder que a ganar: para empezar, los entre 50.000 y 100.000 millones de dólares que Irán tenía bloqueados en bancos extranjeros y la posibilidad de volver a vender petróleo en el mercado internacional.

Las cifras siguen subiendo: más de 6.800 muertos, de los cuales al menos 4.125 eran civiles. 3,1 millones de desplazados y todo lo que ha conseguido la ONU es un alto al fuego de 72 horas. Empezó ayer a las 23.59h. Veremos si se respeta igual que el de Siria.

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