Hermanos Rodríguez, la tragedia que México no olvida

Hermanos Rodríguez

Desde muy pequeños, a los hermanos Rodríguez de la Vega les fascinó el olor a gasolina.

Su padre, un gran aficionado a las carreras automovilísticas y uno de los hombres económicamente más boyantes del México de mitad del siglo pasado, se lo puso fácil. No eran más que unos niños Pedro (1940) y Ricardo (1942) cuando ya pilotaban en los circuitos coches Ferrari o Porsche con suplementos para alcanzar los pedales.

 

 

Siendo adolescentes, ya estaban compitiendo y ganando títulos. Y su padre, Don Pedro, convenciendo al presidente mexicano Adolfo López Mateos de construir en el DF un gran autódromo nacional, no muy lejos del aeropuerto Benito Juárez.

El nombre con el que se inauguró en 1959, Magdalena Mixhuca, le duraría solo 14 años.

 

 

A primeros de los 60, México quería sacar la cabeza al mundo. El automovilismo hacía furor y el país no iba a tardar en tener a sus primeros héroes del motor.

 

 

Tras completar las 24 horas de Le Mans, Ricardo hizo historia. En 1961, con 19 años, se convirtió en el piloto más joven en correr, con un viejo Ferrari 156, un Gran Premio de Fórmula 1. El récord le duró casi cinco décadas, hasta el debut en 2009 de Jaime Alguersuari. Ricardo consiguió acabar el mundial en 12ª posición.

Un año más tarde, en una inocente vuelta de prueba, Ricardo salió disparado al tomar una curva. No llevaba puesto el cinturón de seguridad por miedo a quedar atrapado en el coche en caso de accidente. Golpeado contra una barrera, murió en el acto.

 

 

Pedro, a pesar de la tragedia, iba a continuar corriendo. Un año más tarde de la muerte de su hermano menor, en 1963, debutaría en Fórmula 1.

Al 11 de julio de 1971 llegó con un par de victorias en su carrera, otro puñado de podiums y un apodo, 'ojos de gato', por su habilidad para conducir con lluvia y poca luz.

 

 

Aquel día Pedro envió un telegrama a Don Pedro, su padre. "Corro hoy en Núremberg, llamo después de la carrera". No llamaría.

Pedro, con 31 años, murió haciendo lo mismo que su hermano Ricardo cuando este falleció. Fue un domingo triste en México.

Viajaba siempre el mayor de los Rodríguez, cuentan, con un disco con el himno de México para que no ocurriera como en un GP en Sudáfrica donde los organizadores no se habían hecho con ninguna grabación y el Mexicanos al grito de guerra no pudo sonar.

Dos años después, el circuito profesional de su ciudad, de su país, donde este fin de semana se celebra el GP de México, pasó a llamarse Autódromo Hermanos Rodríguez.

 

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