La caída en desgracia de Sonic: de competir con Mario a patito feo de los videojuegos

Una década de errores han condenado al que fuera el icono de Sega. Analizamos cómo ha ocurrido

JUAN CARLOS SALOZ

14 NOVIEMBRE 2017 12:32

Un mundo distópico, un villano que ha convertido el planeta en una ruina y una resistencia que está a punto de rebelarse. Podríamos estar hablando de Mad MaxStar Wars o Los Juegos del Hambre. Pero se trata de la sinopsis de Sonic Forces, la nueva entrega del videojuego sobre el erizo azul que SEGA acaba de sacar al mercado.

 

 
 
 
 
Tráiler de 'Sonic Forces'
 
 
 
 

El único icono de los videojuegos que ha podido competir de tú a tú contra Mario ha vuelto. Lo hace tan solo unos meses después de Sonic Mania, el título en 2D que conmemoraba el 25º aniversario del personaje. Pero también lo hace dejando claro que Sonic ya es solo el rostro borroso de un mito que no ha sabido adaptarse a las nuevas generaciones.

Desde la estética recargada –parece más un Call of Duty que un Sonic– hasta la monotonía del juego, que no cambia en ningún momento, Sonic Forces se está convirtiendo en un fiasco enorme. Algo que no está pasando desapercibido para la crítica.

Quizás el mayor de sus problemas se encuentre en su concepción. El juego intenta seguir la línea de los anteriores Sonic Boom –que no agradaron en absoluto a los fans– pero con personajes clásicos y toques melancólicos para llegar al público más tradicional. Sin embargo, esta mezcla entre historia sobria y toques de nostalgia no funcionan en ningún sentido. Ni parece un arcade de Sonic clásico, ni es un juego de acción novedoso.

 

 

 

Al pasar tan solo unas semanas desde estreno de Super Mario Odyssey, se hace imposible no hacer la comparación. Mientras que Nintendo ha explotado la esencia de Mario y ha implantado una mecánica sencilla que aporta un aire de frescura a la saga, en el caso de Sonic ha hecho aguas por todas las partas.

La única novedad destacable de Sonic Forces es que puedes personalizar a un nuevo personaje y jugar con él. Y, aunque consigue una sintonía bastante interesante entre este personaje y los demás, el resto del juego ni innova ni divierte en absoluto.

Sonic Forces era una esperanza para la saga. Podría haber sido el juego que la volviera a poner en lo más alto. Pero ha sido el culmen de una década llena de errores.

 

 

UNA DÉCADA LLENA DE ERRORES

La primera vez que la supervivencia de Sonic corrió peligro fue cuando SEGA perdió la guerra de consolas a mediados de los 90, coincidiendo con el lanzamiento de la Sega Saturn. Aunque era la máquina más potente del mercado, el lanzamiento de PlayStation y Nintendo 64 hundió a la consola. Con ella, Sonic se dio su gran primer batacazo.

 

Más tarde conseguiría recuperarse. En Dreamcast, la saga Sonic Adventure retomó el espíritu original del personaje y consiguió que los fans se reengancharan apenas una década después de que el erizo azul apareciera. El problema es que Dreamcast fue la última consola de SEGA, y después de aquello el rumbo de Sonic no quedó del todo claro.

Mientras triunfaba con dibujos animados y merchandising de todo tipo, los videojuegos de Sonic eran tan distintos como sus plataformas. Apareció en XBOX, PlayStation y las consolas de Nintendo a partes iguales.

 

 

Daba lo mismo que protagonizara un Mario y Sonic en los Juegos Olímpicos (algo que liquidaba el espíritu punk de SEGA) como en la aventura medieval Sonic and the Black KnightIban picando de todo para ver si algo les encajaba, pero esto acabó disipando la imagen que se tenía del erizo y alejando a su target potencial.

Con juegos como Sonic Unleashed o Sonic the Hedgeog se le intentó dar un aire de siglo XXI que parecía recoger una estética acertada, pero que fracasaba totalmente a la hora de trasladar la esencia del personaje. En 2014 llegó la condena definitiva. La serie animada Sonic Boom traía consigo un Knuckles mazado, una aventura dirigida al público más adolescente y un Sonic demasiado alto para el gusto de los fans.

 

La reestructuración de la saga era una apuesta firme de SEGA para que Sonic volviera a ocupar el espacio que merece en el mundo de los videojuegos. Pero la respuesta fue desesperanzadora: había pasado de moda.

 

 

El icono de una generación de gamers ya no gustaba a casi nadie. En lugar de retirarse a tiempo como Crash Bandicoot, se quiso estirar el chicle lejos de la empresa de la que era mascota. Y, por más que se hicieran esfuerzos por recuperarlo, ya no había marcha atrás.

Este año, SEGA ha intentado dar un esfuerzo final y apostar por el erizo con motivo de su 25 aniversario. Sin embargo, sus apuestas no han sido nada rompedoras. Mientras Zelda llega a lo más alto con uno de los mejores juegos de la historia y Mario se supera a sí mismo, Sonic publica un juego clásico en 2D que no inventa nada y un Sonic Forces que se ha convertido en el enésimo batacazo de la franquicia.

 

Quien un día se burlara directamente de lo aburrido que era Mario ha sido vencido año tras año. Ahora solo queda el recuerdo de unos fans que, tan fieles como siempre han sido, seguirán comprando todos los juegos de Sonic. A pesar de todo.

 

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