¿Cómo funcionan los teléfonos con los cuales los reos extorsionan a la ciudadanía? El periodista Humberto Padgett lo explica

La extorsión en México es un problema grave que afecta a miles de ciudadanos; un problema que ni la policía ni el gobierno han logrado resolver. Pero lo más extraño es que muchas de las personas que se dedican a la extorsión son reos de los penales en México. El periodista Humberto Padgett, en una entrevista, explica cómo funciona el negocio en las cárceles. De acuerdo al periodista, los prisioneros compran el celular Nokia 3310 de fabricación asiática.

Por su pequeño tamaño es fácil de ocultar de los policías en los penales. Humberto aseguró que «mientras exista la posibilidad de meter teléfonos como estos, un mercado interesado en producirlos y adquirirlos, que se vendan en un lugar como es el Eje Central a cinco cuadras donde despacha la Jefa de Gobierno y el Presidente de la República, continuarán las extorsiones desde los penales», declaró Padgett.

 

De acuerdo con la información recabada del periodista en 2014, durante el sexenio de Peña Nieto, el Gobierno Federal mandó instalar inhibidores de señales telefónicas, que no bloquean nada en cuatro reclusorios de estados diferentes como la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Tamaulipas. Cabe destacar que la empresa que da mantenimiento a los inhibidores de señales telefónicas es IntegraComex. Pero a pesar de que las autoridades sepan de los teléfonos y las antenas en las cárceles, los inhibidores siguen ahí. ¿Por qué? ¿Quién está detrás de este negocio?

«Me encontré tres antenas retransmisoras y potenciadoras de llamadas, a 20 metros de la cárcel, que están en un predio adyacente al complejo de Santa Martha Acatitla», informó. Estas antenas miden entre cinco y 10 metros de altura, son más altas que las torres de vigilancia de la presión; «algunos custodios le llaman huaraches y saben que son potenciadores». Lo curioso es que ninguna cárcel permite a sus convictos tener un teléfono celular adentro de sus celdas, sin embargo, los prisioneros de alguna manera consiguen los teléfonos y ya dentro de la cárcel trabajan en sus extorsiones ya sea por cuenta propia o para alguien más.

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